Codehciu y CDH Ucab imparten foro “Comprendiendo el cerebro víctima de violencia” con el fin de sensibilizar a la ciudadanía

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Profesionales de la salud mental reflexionan sobre cómo la violencia basada en género afecta el desarrollo cerebral y el bienestar emocional de las sobrevivientes.

Prensa Codehciu

La Comisión para los Derechos Humanos y la Ciudadanía (Codehciu) y el Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello (CDH Ucab) realizaron el foro “Comprendiendo el cerebro víctima de violencia” el pasado jueves 3 de octubre en las instalaciones de la Ucab Guayana.

La abogada y directora general de Codehciu Mairis Balza dio unas palabras de bienvenida a los asistentes del evento y extendió la invitación a la presentación del lanzamiento del libro digital “Pinceladas de mi vida, sanando con arte”, un proyecto que recopila las historias de 10 sobrevivientes de violencia que iniciaron un proceso de sanación de sus experiencias a través del arte. Dicho evento, forma parte de la agenda de actividades del mes de aniversario de Codehciu, y estará abierto al público este 25 de octubre en la Librería Latina de Orinokia Mall.

Balza cree que es importante visibilizar este tipo de relatos para empoderar a las mujeres a buscar ayuda ante situaciones de violencia. Asimismo, destacó que para salir del ciclo de violencia, la persona sobreviviente debe emprender un camino de sanación a través de redes de apoyo y las organizaciones no gubernamentales son vitales para ese acompañamiento.

“Se necesita acompañamiento de la familia, de su entorno social, de su entorno laboral, necesita el acompañamiento profesional de psicólogos, psiquiatras y abogados. Todo es un tejido social que interviene para propender a que la mujer que ha sido víctima de violencia, y que la reconocemos como sobreviviente, pueda salir de esa situación” concluyó.

El foro estuvo dividido en tres ponencias; la Dra. Zinnia Ron, psiquiatra del Centro de Rehabilitación Mental Génesis, explicó la conexión entre la violencia y los cambios estructurales en el cerebro; luego la Lcda. María Inés Pérez, psicóloga clínica de Codehciu habló sobre el impacto de la violencia en la identidad de la víctima; y por último, la Lcda. Carolina Rodríguez, psicóloga clínica de Codehciu, destacó la importancia de los entornos protectores y las redes de apoyo en casos de violencia de género.

Comprendiendo el cerebro víctima de violencia

La Dra. Ron introdujo el tema describiendo la estructura y función del cerebro, destacando la importancia del área prefrontal en la toma de decisiones y el control de impulsos. Asimismo, presentó diversos estudios que muestran cómo la violencia puede reducir el volumen cerebral, afectar las conexiones neuronales y alterar la función de áreas clave como el hipocampo, involucrado en la memoria y el aprendizaje.

Según la doctora, en una persona 250.000 neuronas crecen a diario y si el cerebro está en un ambiente disfuncional la creación de esas nuevas neuronas se verán afectadas.

Además explicó que a través de una resonancia magnética funcional se puede evidenciar como las conexiones del cerebro disminuyen en una persona víctima de violencia de género.

“Estas alteraciones se ven en el individuo como ansiedad crónica y depresión, desorden de personalidad, trastorno de la alimentación, problemas de la imagen corporal, sexualidad y confusión del género, abuso de sustancia, trastornos somáticos, esquizofrenia y trastorno de estrés postraumático”, señaló.

En cuanto a los daños cerebrales derivados del maltrato, destacó que son más pronunciados si estos se experimentan en la infancia.

“Ya hay estudios de biología molecular donde se evidencia que una madre embarazada que recibe violencia inmediatamente pasa por sangre al cordón umbilical y llega al feto. Quiere decir que el feto sale con consecuencias de violencia”, expresó.

Impacto de la violencia en la identidad de la víctima

La ponencia de la licenciada Pérez se enfocó en los distintos roles de la mujer y cómo la violencia impacta significativamente en los diferentes entornos en el que se desenvuelve.

Entre algunos de los comportamientos que identificó en víctimas de violencia de género en su rol como estudiante o trabajadora, estan los altos niveles de estrés, un estado de vigilancia y atenta a su entorno, la actitud autocritica, el aislamiento y el miedo al sexo opuesto.

“El miedo al sexo opuesto tiene que ver con haber conceptualizado al hombre en general como malo o porque reconoce o identifica que interactuar con el sexo opuesto puede ser un detonante para el agresor”, explicó.

En cuanto a las afectaciones del rol de una madre que es víctima de violencia, la psicóloga señala alteración de la memoria y concentración; un estado de hipervigilancia; depresión y tristeza prolongada; baja tolerancia e irritabilidad; actitudes agresivas y sentimientos de culpa por sentir que no puede cambiar el entorno violento para sus hijos y para sí misma.

A su vez, aclaró que una mujer víctima de violencia interactúa y se relaciona en el ámbito social desde la desconfianza, lo que le impide entablar conexiones reales con otras personas.

Según Pérez, también disminuye su participación en espacios sociales, experimenta sentimientos de vergüenza e inseguridad en sí misma y en sus capacidades, lo cual a la larga puede presentar conductas de riesgo como el consumo de alcohol excesivo.

“La violencia apunta al centro de la identidad, la violencia hace mucho daño porque no sólo altera nuestro cerebro, también causa disfunciones que a su vez afectan nuestro proyecto de vida, a quién yo soy y a mi entorno”, comentó.

La licenciada explica que la violencia impacta psicológicamente de una forma tan negativa en las personas que deconstruye la identidad de la víctima y forma una nueva identidad pero distorsionada, y es por eso que destaca la importancia del trabajo psicosocial en sobrevivientes de violencia de género.

Entornos seguros y redes de apoyo para sobrevivientes de violencia

La psicóloga Rodríguez destacó la importancia de los entornos protectores y las redes de apoyo para víctimas de violencia basada en género. “Los entornos protectores son esos espacios, ambientes o lugares que van a buscar cambiar, modificar o mejorar la forma de reaccionar o la forma de respuesta de estas personas”, explicó.

Los principales entornos protectores identificados por la psicóloga son el entorno familiar, que vendría siendo la familia, directa o indirecta, la cual juega un rol fundamental en el acompañamiento, contención y escucha activa a la víctima; el entorno comunitario y/o social, como vecinos y amigos que pueden ofrecer apoyo emocional, información y compañía a personas que experimenten algún tipo de violencia; y por último, el entorno institucional que son los centros de salud, instituciones legales y organizaciones sociales que ofrecen servicios especializados a las sobrevivientes.

De igual forma, la licenciada resaltó la efectividad de proyectos colaborativos y alianzas entre instituciones locales para promover espacios más seguros para las víctimas de violencia basada en género.

“Las organizaciones públicas, empresas privadas y la sociedad civil están haciendo grandes esfuerzos para tejer esta red de espacios seguros como por ejemplo la alianza de la Ucab Guayana con Codehciu, generando estos espacios de aprendizaje, de formación y de sensibilización”, opinó.

Por último, explicó que para generar redes de protección; las víctimas deben comprender que la violencia no es su culpa y que pueden salir de esa situación; se le debe proporcionar información e invitar a espacios psicoeducativos en materia de violencia basada en género; se deben vincular a las víctimas con servicios de salud mental, grupos de apoyo y otras organizaciones.

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